La Temporada de Fresas Termina con una Disminución en la Cantidad Vendida
Las primeras estimaciones de la Junta de Andalucía indican una reducción entre el 3 y el 4 %, atribuida en parte al clima de abril que redujo la producción.
El sector de la fresa en la provincia de Huelva, que contribuye con más del 90 % de la producción española, ha finalizado la temporada 2023/24 con una ligera disminución en la cantidad comercializada en comparación con el año anterior, que terminó con una producción de poco más de 243.000 toneladas.
En el informe más reciente del Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía se señala que la disminución en comparación con las cifras de 2022/23 es de aproximadamente un 3 a 4 %, lo que se debe al clima de abril, que provocó una considerable pérdida de producción.
La temporada ha estado marcada por condiciones meteorológicas adversas, que han afectado tanto a la cantidad como a la calidad de las fresas. Las bajas temperaturas y las lluvias intensas durante abril han retrasado la maduración de las frutas, lo que a su vez ha impactado en los volúmenes de cosecha y en la capacidad de respuesta del sector ante la demanda.
A pesar de la disminución en la producción, los agricultores de Huelva han implementado diversas estrategias para mitigar las pérdidas, incluyendo técnicas de cultivo avanzadas y el uso de invernaderos para proteger las plantas de las inclemencias del tiempo. Estas medidas han permitido que la calidad de la fresa onubense se mantenga en altos estándares, asegurando su competitividad en los mercados nacionales e internacionales.
El sector de la fresa en Huelva continúa siendo un pilar fundamental de la economía local, generando empleo y contribuyendo significativamente a las exportaciones agrícolas de España. Los productores siguen adaptándose a las condiciones cambiantes y buscando innovaciones que les permitan mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de sus cultivos.
A medida que la temporada llega a su fin, se espera que las lecciones aprendidas durante este año ayuden a los agricultores a prepararse mejor para futuros desafíos, optimizando los recursos y adoptando tecnologías que minimicen el impacto de las variaciones climáticas en la producción.